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Por Álvaro Puerta

sábado, 13 de noviembre de 2010

Inclusión del cine en los procesos educativos y cognoscitivos del ser humano desde la Escuela

A lo largo de la historia, el ser humano ha sentido la inquietud de dejar testimonio de su existencia; de atesorar en imágenes personas y momentos. Para lograrlo, en épocas pasadas se usaron la pintura y la escultura; pero la incorporación de la ciencia trajo nuevos inventos que abrieron increíbles posibilidades de representación del hombre y su entorno.

Uno de estos inventos es el cine. Históricamente se ha marcado el 28 de diciembre de 1895 como la fecha de su nacimiento. Ese día en el Gran Café del Boulevard de los Capuchinos, en París, Louis y Auguste Lumière realizaron la primera proyección de cine: fueron 10 o 12 pequeños documentales que dieron inicio a lo que ahora conocemos como arte, industria y espectáculo; una combinación entre ciencia y reflectores, fama y fortuna.


Como forma de narrar historias o acontecimientos, el cine es un arte, y comúnmente, considerando las seis artes del mundo clásico, se le denomina séptimo arte. No obstante, debido a la diversidad de películas y a la libertad de creación, es difícil definir lo que es el cine hoy. Sin embargo, las creaciones cinematográficas que se ocupan de la narrativa, montaje, guionismo, y que en la mayoría de los casos consideran al director como el verdadero autor, son consideradas manifestaciones artísticas.

El cine obtiene aceptación social porque conecta con dimensiones plenamente personales, con el interés que les mueve para superar cualquier obstáculo y las problemáticas sociales que se deben vivir diariamente. Es aquí donde se ubican también algunas de las principales
posibilidades del cine frente a la educación utilizándolo como una estrategia innovadora en la enseñanza, donde la labor del docente es intentar concientizar y disponer a los alumnos para que trabajen en las pequeñas cosas de cada día, en sus relaciones interpersonales y en sus actitudes para con el otro; porque a través de éste arte se pretende generar hábitos de observación, reflexión, análisis, comprensión e interpretación, por medio del pensamiento crítico; de modo que con el cine, la literatura tome resignificación abriendo nuevas puertas hacia otros mundos donde los alumnos pueden observar, reflexionar e interpretar distintos textos literarios.

En ese sentido, es innegable la faceta formadora del cine; por lo tanto, es conveniente incorporar las nuevas tecnologías a los espacios curriculares, logrando que los alumnos comprendan, de manera activa y consciente, el lugar en que se encuentran y que capten el sentido de los textos a través de un medio como éste, dado que en la actualidad, por lo general, la información llega más a través de las imágenes que de las palabras, de tal forma que se debe considerar que en ella se ha producido un cambio en la jerarquía de los sentidos. Hoy prevalece lo que se ve sobre lo que se lee.

En consecuencia, es tarea fundamental del docente continuar utilizando la imagen en movimiento para generar procesos cognitivos y comunicativos desde las pautas de creación y lectura que han marcado los medios de comunicación, despertando en sus alumnos el deseo de transformarse de simples receptores pasivos, en receptores reflexivos, críticos, selectivos y emisores activos de mensajes de los comportamientos sociales, captados a través del mágico mundo del cine, agudizando así el oído para escuchar la voz cambiante de los nuevos tiempos.

Tomado de: Revista Correo Pedagógico 2010. Centro de Estudios e Investigaciones Docentes. ADIDA. Encontrado en; http://www.adida.org.co/documentos/correopedagogico2010.pdf 




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